Georgina Arce
La obra de Georgina Arce
Georgina Arce es una mujer comtemporánea.
Una mujer consciente y consistente.
Consciente de ser una mujer sensible.
Consciente en su manera de trabajar.
Aunque más que trabajar, Georgina ejerce su profesión con esfuerzo y
dedicación. En su recorrido artístico, va sembrando en nosotros imágenes
perdurables, imágenes que llegan para quedarse.
A Georgina no le gusta etiquetarse, mucho menos estancarse: su búsqueda es
constante. Obtiene una satisfacción temporal con cada cuadro, y ésta termina
sólo para dar lugar a otra búsqueda, siempre con la intención de volar por otros
cielos y en otras tonalidades.
En su obra no existen los accidentes: plasma lo que para ella es latente, lo que
para ella es importante. Los personajes que desfilan por sus escenarios nos
hablan de la niñez, de la inocencia, de la nostalgia.
Gerogina es perseverante. Y es libre, pincel en mano.
La imagino mirando el atardecer, esa tarde que cae en terreno blando, en
terreno blanco: es decir en el lienzo que habrá de llenar con su creatividad.
Ella sabe esperar, y espera, con la calma de la luna nueva, a que la inspiración
se introduzca discreta por la ventana.
No todo en la obra de Georgina es emoción y pasión.
Ella medita, estudia, experimenta.
Coloca un acento aquí, una luz allá.
Se detiene, comtempla la escena, analiza.
Retoma el pincel, sonríe para si misma y continúa.
Ella sabe que da lo que tiene que dar, lo que su interior le sugiere, lo que el
exterior el evoca. Y esa energía la transmite con la firmeza de una roca y con la
sutileza de una gota de agua.
Georgina mira atenta, de lejos y de frente.
Su obra nos lleva a recorrer, con toda pausa, las estaciones de su ánimo.
Ver su obra no es suficiente. Hay que mirar a fondo, detenidamente, entrar en
cada lienzo, pasearse por sus texturas, por cada detalle, a veces oculto, a
veces insistente.
Su intención es muy clara: trascender. Como mujer y como artista.
Observo su obra y me siento acompañada, en el gozo y en la tristeza.
Detecto una melanclía, un silencio, una reflexión.
Su obra no grita, insinúa, susurra en las retinas.
Su obra abriga secretos y cuenta historias, a veces propias, a veces ajenas.
Describe trayectos, vidas que inician, vidas que han terminado y de las cuales
ella quiere dejar un testimonio. Un deseo de acompañar.
Laura Zohn